Sólo los médicos especialistas en endocrinología y nutrición, medicina interna, pediatría y medicina general y de familia están autorizados a recetar sensores intersticiales de control de la glucosa y medicamentos de la clase de los agonistas de los receptores GLP-1 (semaglutida, dulaglutida, liraglutida y exenatida).
Esta clase de medicamentos incluye el Ozempic, desarrollado para tratar la diabetes de tipo 2, pero que también se utiliza para combatir la obesidad y ayudar a perder peso.
En la orden por la que se establece la medida, el Ministerio de Sanidad justifica la decisión por "las dificultades ampliamente reconocidas" para acceder a estas terapias y las denuncias de mal uso de estos recursos. El objetivo es "regular y corregir estas distorsiones, promoviendo el acceso efectivo y adecuado a estas herramientas esenciales para la salud".
Para João Raposo, presidente de la Sociedad Portuguesa de Diabetes, la medida es importante "porque intenta encontrar una solución", pero es "una tirita en la situación actual".
Demasiado poco, demasiado tarde
"Era importante tomar esta medida, pero ha llegado tarde", porque no se planificó previamente cómo garantizar el acceso de la población diabética a estas tecnologías, ni se pensó qué hacer con la población obesa, declaró el endocrinólogo a la agencia de noticias Lusa.
João Raposo cree que será difícil predecir si la medida resolverá los problemas a los que se han enfrentado los diabéticos en los últimos tres años para acceder a la medicación y a la tecnología.
"Estamos ansiosos por ver si [la medida] simplificará o facilitará el acceso". Personalmente, tengo algunas dudas, porque creo que el número de recetas fuera de estas especialidades no es significativo", señaló.
El especialista también expresó su preocupación por los pacientes que actualmente son tratados por otras especialidades médicas, cuestionando si podrán seguir beneficiándose de la terapia y cómo se garantizará un acceso rápido a las citas con los médicos prescriptores autorizados.
También defendió que es "muy importante" que Infarmed y el Gobierno controlen el impacto real de la medida, pero advirtió de que lo "más importante" es garantizar que todos los diabéticos tengan acceso a este tipo de medicación, independientemente de su índice de masa corporal, lo que requerirá cambios en la legislación actual.
También subrayó que ni la Sociedad Portuguesa de Diabetes ni las asociaciones de pacientes se oponen a la prescripción de estos medicamentos para personas con obesidad.
Al contrario, dijo, defienden "claramente" que el Gobierno debe regular urgentemente el acceso a las consultas de obesidad y el suministro de estas terapias.
Según el especialista, la falta de una respuesta estructurada ha permitido "la apertura de un mercado de prescripciones anómalas y la falta de seguimiento de estas personas."
"Lo que ocurre en estas situaciones es que las personas pueden tener sobrepeso, obesidad en diversos grados, y pueden tomar estas terapias durante un mes, dos meses", luego paran y vuelven a empezar, y esto no es recomendable desde el punto de vista clínico.
João Raposo advirtió de que "se está devaluando un problema importante" -la obesidad-, permitiendo que opere el mercado: "La sanidad no puede estar sujeta a las leyes del mercado, porque sabemos que es muy tentadora para esta población, que busca desesperadamente soluciones. El mercado funcionó, y no deberíamos haber dejado que eso ocurriera".
Para João Raposo, la única forma de superar esta situación es crear mecanismos eficaces de seguimiento de las personas con obesidad, reconocida como enfermedad en Portugal desde 2004.