La iniciativa forma parte de un esfuerzo más amplio de limpieza y restauración de SUNCASA para frenar las inundaciones, los efectos de las islas de calor y la contaminación. Las autoridades afirman que el proyecto muestra cómo las soluciones basadas en la naturaleza pueden contribuir a la adaptación al cambio climático, revitalizar los espacios públicos e implicar directamente a los residentes en la restauración del ecosistema fluvial.

Las esculturas están formadas por neumáticos, ladrillos, troncos de árboles y escombros. También se han plantado más de 5.000 árboles, y la ribera revitalizada se está abriendo de nuevo a las comunidades locales.








