El informe publicado hoy, elaborado por 45 expertos de operadores de redes y reguladores de 12 países, clasifica el incidente como de "escala 3" -el nivel más grave previsto por la legislación europea- y lo describe como "el más importante ocurrido en el sistema eléctrico europeo en más de 20 años", afectando a millones de ciudadanos y causando graves interrupciones de los servicios esenciales.
Según el análisis de la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad(ENTSO-E), la secuencia de fallos comenzó a las 12.32 (hora de Bruselas), cuando varias centrales solares y eólicas del sur de España se desconectaron repentinamente de la red, seguidas de pérdidas adicionales en regiones como Granada, Badajoz, Sevilla y Cáceres. En menos de un minuto, se desconectaron más de 2,5 gigavatios de capacidad de generación. Esta interrupción redujo la compensación de potencia reactiva disponible, provocando un aumento de la tensión eléctrica y desencadenando un efecto cascada en toda la Península Ibérica.
A las 12.33 horas, el sistema ibérico empezó a perder la sincronización con la red peninsular, registrando fluctuaciones de frecuencia y tensión que no pudieron ser estabilizadas por los planes automáticos de defensa de Portugal y España. Poco después, se desconectaron también las interconexiones con Francia y Marruecos, consumándose la separación eléctrica de la Península y el colapso total de los sistemas portugués y español.
Las conclusiones publicadas hoy son de carácter objetivo y se basan en los datos recogidos hasta el 22 de agosto.
El informe final, inicialmente previsto para octubre de 2026, se ha adelantado ahora al primer trimestre de 2026 e incluirá recomendaciones concretas destinadas a prevenir incidentes similares no sólo en la Península Ibérica sino en toda la red eléctrica europea.