Un ejemplo claro es el de BNZ, un productor de energía independiente español respaldado por capital de inversión mundial, que ha aumentado su inversión prevista en Portugal hasta los 600 millones de euros. Inicialmente centrada únicamente en la construcción de capacidad solar, la empresa destina ahora 150 millones de euros adicionales a incorporar 100 MW de sistemas de almacenamiento en baterías junto a sus nueve proyectos solares en desarrollo.

Este cambio ilustra una tendencia más amplia en el sector portugués de las renovables: pasar de construir capacidad únicamente a garantizar la estabilidad, la fiabilidad y una integración más inteligente de la energía verde en la red. Los parques solares ya no se consideran activos aislados. En su lugar, se combinan cada vez más con soluciones de almacenamiento que pueden suavizar los picos de producción, garantizar el suministro en periodos de baja generación y aportar flexibilidad al sistema energético nacional.

Portugal ya ha demostrado lo potente que puede ser su sector renovable. En julio de 2025, alrededor del 80% de las necesidades de electricidad del país se cubrieron con fuentes renovables, un logro que lo sitúa entre las naciones líderes de Europa en términos de penetración de energías limpias. Este nivel de rendimiento subraya tanto las oportunidades como los retos futuros: aunque las energías renovables dominan ahora la combinación energética, garantizar que el sistema siga siendo estable y seguro requiere la adopción generalizada de soluciones de almacenamiento e híbridas.

El primer proyecto de BNZ en Portugal, una planta solar de 50 MW en el norte del país, se conectó recientemente a la red, marcando el primer paso operativo de la empresa en el mercado. Con una cartera de alrededor de 600 MW distribuidos en diferentes emplazamientos, la empresa considera Portugal una prioridad dentro del sur de Europa, donde también está presente en España e Italia. La apuesta adicional por las baterías responde tanto a las necesidades del mercado como a las nuevas oportunidades creadas por las políticas gubernamentales destinadas a reforzar la seguridad energética y evitar interrupciones del suministro.

El almacenamiento se considera ahora un componente esencial de la transición hacia las energías renovables. Aunque las grandes instalaciones solares y eólicas pueden generar abundante energía, su variabilidad ha sido durante mucho tiempo un reto. Las baterías no sólo proporcionan respaldo durante los periodos nublados o sin viento, sino que también permiten a los operadores gestionar mejor el suministro en respuesta a las señales del mercado. En Portugal, la introducción de nuevas subastas que apoyan el desarrollo de infraestructuras de almacenamiento está acelerando esta transición, garantizando que la generación renovable pueda integrarse más eficazmente en el sistema eléctrico.

Más allá del almacenamiento, BNZ ya está evaluando oportunidades para expandirse a la energía eólica en Portugal, particularmente en áreas donde sus plantas solares están situadas cerca de parques eólicos existentes. Aunque no se espera que esta parte de la estrategia tome forma hasta 2026, refleja una visión de proyectos híbridos en los que la energía solar, la eólica y las baterías trabajan juntas para maximizar la eficiencia y la resistencia. Este planteamiento coincide con el consenso emergente en la industria: el futuro no consiste simplemente en multiplicar los nuevos proyectos, sino en modernizar e hibridar los activos existentes para suministrar una energía renovable más equilibrada y fiable.

Portugal ya ha demostrado que las energías renovables cubren el 80% de la demanda eléctrica del país en los meses punta. El siguiente paso es consolidar ese logro con la infraestructura y la flexibilidad necesarias para que esos resultados sean sostenibles todo el año. Agentes internacionales como BNZ están ayudando a acelerar ese proceso, reforzando la posición de Portugal como uno de los destinos de inversión en renovables más dinámicos de Europa.